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5 abr 2011

"El príncipe de las tiniebas" (1987): El regreso triunfal de John Carpenter

Pedro Sala Jiménez
España

En 1987, John Carpenter regresó, con "El príncipe de las tinieblas", a la serie B, al terror y al éxito de taquilla. Con un presupuesto de tres millones de dólares recaudó catorce solamente en Estados Unidos. Sumando el mercado europeo, esta película de bajo presupuesto llegaría a los veinte millones de dólares. Una buena cantidad que sirvió para poner al director en su sitio, después del fracaso estrepitoso que supuso "Golpe en la pequeña China", que costó veinticinco millones de dólares y tan solo recaudó once.

La película mezcla varios géneros: terror, misterio, suspense y algunas gotas de ciencia ficción. Carpenter firmó el guión con el seudónimo de Martin Quatermass, homenajeando al personaje de ficción, Alan Quatermass, creado por Nigel Kneale, en alusión a tan prolífico personaje que solía librar a la Tierra de invasiones extraterrestres y otros "desvaríos" de fantaciencia. Una clara manifestación de intereses porque "El príncipe de las tinieblas" bebe directamente de "¿Qué sucedió entonces?", la mítica película de la Hammer.

Hay varias similitudes entre el filme de Roy Ward Baker y el de Carpenter: se plantea un problema sobrenatural que la ciencia tendrá que resolver, las personas son poseídas por una "fuerza sobrenatural" que eliminará a todo aquel que no sea como ellos, el mal aparece como energía y necesita un cuerpo para convertirse en materia, los protagonistas tienen visiones, en ambas hay extravíos temporales y las dos transcurren en sitios cerrados.

Uno puede pensar que la mezcla de tantos géneros y el osado "refrito" argumental provoquen que el filme se pierda en elucubraciones sin sentido. Pero eso no llega a ocurrir. Carpenter maneja a la perfección el rodaje y la historia. Solamente (a excepción del terror) toca los otros géneros muy por encima, haciendo que el espectador tenga que pensar en las tesis que defienden los personajes.

Interesantes son las conversaciones entre el sacerdote y el profesor referentes a la física y el concepto entre el bien y el mal. La Iglesia Católica será la culpable de todos los males, algo que ya había sucedido en "La niebla" (1980) y ocurriría después en "Vampiros" (1998).

El filme destila una pobreza de medios muy evidente, contrarrestada con una gran imaginación. Pese al bajísimo presupuesto, contando con efectos simples y sencillos, se consiguen momentos muy buenos: la escena del hombre de color que una vez poseído se corta el cuello con un trozo de cristal, otra en la que las cucarachas se comen a otro que intenta escapar y todo el clímax final, lleno de terror, suspense y acción. Estos son algunos ejemplos del buen trabajo de Carpenter.

A esto, se le une una inspirada dirección y un guión, que, sin ser una cosa del otro mundo, resulta muy efectivo y entretenido. Es verdad que la historia flaquea en algunos momentos, pero se debe más a la falta de medios para contarla que a la imaginación.

Se pueden atisbar algunos fallos de guión, pero apenas afectan al desarrollo y a la narración de la película.

En conclusión, se está ante un filme cuya facturación es más que aceptable. Tiene terror, misterio, suspense y entretenimiento. Está claro que no es una obra maestra y que, a pesar de contar con agujeros, deficiencias interpretativas y algún que otro punto negativo provocado por la falta de medios, conviene ser visionado y analizado como lo que es, un producto de serie B con todas sus limitaciones.

Título original: "Prince of Darkness". Títulos alternativos: "John Carpenter's Prince of Darkness" y "El príncipe de las tinieblas". País y año: Estados Unidos, 1987. Director: John Carpenter. Guión de: John Carpenter. Elenco: Donald Pleasence, Lisa Blount, Jameson Parker, Victor Wong y otros.

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