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15 may 2012

"Murder by Decree" (1979): Elemental, mi querido Watson

Por Pedro Sala Jiménez
Escritor y crítico de cine
España

Londres, 1888. La capital del Imperio Británico se encuentra aterrorizada debido a que Jack el Destripador está asesinando en el barrio de Whitechapel. Los vecinos, al ver que la Policía es incapaz de hacer nada, contratan a Sherlock Holmes para que descubra la identidad del asesino. Lo que no sabe el genial detective es hasta qué altos estamentos llegará su descubrimiento.

Muchos han sido los que han preguntado la razón por la que Arthur Conan Doyle nunca escribió una novela que enfrentara al detective más importante de todos los tiempos frente al psicokiller más famoso de la historia. Más aún cuando las aventuras del detective y los brutales crímenes fueron contemporáneos. Sea cual fuere el motivo, el cine sí ha dado esa oportunidad en dos ocasiones: "A Study in Terror" (1965) y "Murder by Decree" (1979).

Respecto a la primera, estaba dirigida por Jack Hill e interpretada por John Neville en el papel del detective, Donald Houston encarnando a Watson y Robert Morley haciendo de Mycroft Holmes. Para escribir el guión no se basaron en ninguna novela ni en ningún ensayo, la trama que se cuenta era original, manteniendo solamente la fecha en la que Jack el Destripador cometió sus crímenes.

En 1979, se realizó otro enfrentamiento entre ambos personajes con unos resultados extraordinarios. Alguien podrá pensar que este filme tiene mucho que ver con "From Hell" (2001), protagonizado por el "cara niño" Johnny Depp. Lo cierto es que, en esencia, narran lo mismo, salvo la inclusión aquí de Sherlock Holmes y otros personajes del mundo del 221B de Baker Street, y eliminando de una tajada al inspector Abberline, verdadero investigador de los crímenes de Jack el Destripador.

"Murder by Decree" juega con la baza de diversos factores que hacen del filme una obra maestra y la mejor película sobre Sherlock Holmes que se haya rodado. Por un lado, existe una puesta en escena magistral, con la recreación de las calles oscuras de Whitechapel de una forma tan aterradora, que no parece que se esté viendo una película de suspense, sino un auténtico slasher típico de finales de los 70' pero ambientado durante el Imperio Británico.

El buen maquillaje de todos los actores hace que estos no parezcan intérpretes disfrazados, sino que evocan a la época victoriana, como son por ejemplo los bigotes que exhiben los personajes Robert Lees (Donald Sutherland) y Sir Charles Warren (Anthony Quayle), el primero un célebre médium de la época y el segundo el jefe superior de Scotland Yard, personajes reales que estuvieron relacionados con los asesinatos de Whitechapel.

Por otro lado, está la elección de los actores. Una larga lista de nombres encabezada por Christopher Plummer, James Mason, David Hemmings, Susan Clark, Anthony Quayle, John Gielgud, Frank Finlay, Donald Sutherland, Geneviève Bujold y Chris Wiggins, un elenco de estrellas que cumplen sobradamente con sus respectivos roles dando al filme un toque de realismo que introduce al espectador fácilmente en la trama. Hay que destacar notablemente a Geneviève Bujold, cuya breve aparición logra estremecer al espectador con su sensibilidad, ternura e indefensión; y a James Mason, un actor único, que interpreta al mejor doctor Watson de la historia del cine y de la televisión.

En cuanto a Sherlock Holmes, el irregular Christopher Plummer cumple con lo justo. Sí que es verdad que su interpretación es más simpática e inteligente que la de otros actores, pero va de estrella y eso da la sensación de que algunas veces va "de sobrado", o, lo que es lo mismo, se cree tan bueno que no se esfuerza en su papel. Aún así, se le puede incorporar en el cuarteto de los mejores que han interpretado al detective de Baker Street (por orden de gusto sería: Peter Cushing, Jeremy Brett, Christopher Plummer y Basil Rathbone).

Como dato de interés, se añadirá que los productores preferían a Laurence Olivier para el papel de Watson en vez de James Mason, el elegido del director. Cuando el protagonista de "Rebecca" (1940), de Alfred Hitchcock, no pudo participar por motivos de agenda, Bob Clark viajó personalmente a España, donde Mason estaba rodando, para convencer al veterano actor de que aceptase el papel de Watson. El villano de "North by Northwest" (1959), también de Hitchcock, aceptó con la condición de que el personaje suyo estuviera enfocado como alguien inteligente y no como el payaso de otras versiones. El director, que quería a toda costa la presencia del protagonista de "Lolita" (1962) en su película, aceptó gustosamente, dándole la oportunidad de que él mismo escribiera algunas escenas.

En fin, "Murder by Decree" (el título ya da una pista de quién puede ser el asesino) es un interesante ejercicio de suspense policíaco con toques de terror que no defraudará a todos aquellos que sean admiradores de Sherlock Holmes, amantes de la época victoriana y de los que buscan tenazmente conjeturas conspiratorias a niveles de altas esferas.
LO MEJOR: Las tomas en exteriores conjuntadas con pinturas mate y hermosas maquetas de Londres rodadas en un rojo sangriento. Es una alegoría del otoño sangriento que vivió la capital del Imperio Británico. LO PEOR: Que Sherlock Holmes apenas haga uso de sus dotes deductivas para resolver el caso. Se está tan acostumbrados a las deducciones que hace en sus aventuras, que en esta película resulta algo extraño que no nos deleite con alguna demostración de su capacidad de observación. Creo que es debido a su guión solido, muy bien escrito, que desarrolla tan bien los supuestos hechos históricos, que no es necesaria la habilidad de Holmes para resolver el caso.
Título original: "Murder by Decree". Título alternativo: "Asesinato por decreto". Países y año: Canadá y Reino Unido, 1979. Director: Bob Clark. Guión de: John Hopkins, en base a una novela de Elwyn Jones y John Lloyd (personajes de Arthur Conan Doyle). Elenco: Christopher Plummer, James Mason, David Hemmings, Donald Sutherland y otros.

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