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9 ago 2011

"Drácula" (1979): Una versión patosa y desafortunada

Por Pedro Sala Jiménez
España

El discotequero John Badham, director de "Saturday Night Fever" (1977), se atrevió, sin apenas ninguna experiencia cinematográfica, a adaptar la mítica novela de Bram Stoker y la obra de teatro de Hamilton Deane, inspirada a la vez en la obra del escritor victoriano. Pese a tener un aspecto visual inquietante, buenos actores y un equipo técnico de primera calidad, la película "Dracula" (1979) fracasó estrepitosamente en taquilla.

La dirección con toque clásico de Badham es patosa, desafortunada y se percibe que, aunque el realizador intenta esforzarse en hacer un filme de calidad, naufraga desde el primer momento que aparece el conde Drácula.

El problema que tiene esta versión sobre el mítico vampiro es que los descontroles en algunos momentos clave de la película se deben a que el director de "WarGames" (1983) abandona el clasicismo reinante durante gran parte del metraje y regresa a su estilo discotequero. La escena de amor entre el conde y Lucy que transcurre a otra paralela del profesor Van Helsing y el doctor Seward es un buen ejemplo de ello. Badham combina ambas escenas y les añade un filtro rojo que las convierte en una aberración que muy bien hubiese podido parecerse un videoclip psicotrónico.

Badham comete otro error (esta vez para los puristas de la obra de Stoker) y hace lo que ningún otro se atrevió: centrarse exclusivamente en la parte de Londres y prescindir del episodio de Transilvania. Tal acción es nefasta, ya que las aventuras de Jonathan Harker son de lo mejor de la novela. Son capítulos cargados de misterio, suspense, terror y algunas dosis de erotismo elegante. Una lástima, personalmente es una de las partes que más me gustan. De todas formas, el cineasta corrige ese despropósito con una puesta en escena excepcional, gótica y demasiado terrorífica. El manicomio es realmente espeluznante y la Abadía de Carfax guarda un parecido con la vivienda original del conde en su país natal.

Otras libertades que se toma el realizador británico es el intercambio de papeles: salen los mismos personajes de la obra de Stoker, pero con roles diferentes. Se ve a una Lucy Seward como auténtica protagonista del filme; a Mina Harker como la primera víctima de Drácula y su consiguiente aparición en la escena del cementerio; a un doctor Seward riguroso y engreído; a un profesor Van Helsing demasiado viejo y bastante autoritario; o a un Jonathan Harker muy soso. Mención aparte, lo mal definidos que están y que en algunos momentos parezcan meros monigotes dentro de la película.

La gran libertad que se toma Badham es en la historia de amor. Es cierto que hay momento de buen terror, pero la base principal del filme es el romance entre Drácula y Lucy. El espectador ve a un conde que puede convertirse en murciélago, en niebla o en hombre lobo, pero no lo ve con los ojos inyectados de rojo o con los colmillos ensangrentados.

En esta película, el príncipe de los no muertos es un vampiro consciente de su poder maligno y que lo utiliza para conquistar a su amada Lucy. Se está ante un conde Drácula nostálgico que lo único que quiere es amar y ser amado. Es un hombre solitario, triste, que no ha encontrado a su "media naranja" y para el que la inmortalidad es más una pesadilla que un don. Luego está Lucy (muy bien interpretada por Kate Nelligan), personalmente el mejor personaje y la mejor actuación de la cinta. No se enamora debido a las artimañas del conde, sino que se entrega por amor.

Otro ejemplo que demuestra que el proyecto se le escapa de las manos a John Badham son los actores. Como ya se dijo al principio, son buenos y solamente los nombres de algunos de ellos llenan los títulos de crédito. Por un lado, están Laurence Olivier (un "monstruo" de la interpretación al que le daba igual el papel, que siempre cumplía perfectamente con su trabajo) y Donald Pleasence (otro actor que había participado en numerosos filmes de primera calidad), ambos dan la sensación de que en algunos momentos se encuentran perdidos, inmovilizados al no saber qué hacer. Una lástima, puesto que Olivier si que era un actor que encajaba perfectamente en el personaje de Van Helsing.

Por otro lado, están los desconocidos, que son los que llevan verdaderamente el peso de la película. La canadiense Kate Nelligan salva de la quema a todos los demás. Cada plano en el que aparece es el reflejo del amor verdadero, de la angustia de no poder estar con su amado y de la sensación que siente al conocer ese sentimiento que hasta ese momento desconocía. Trevor Eve está muy mal en su caracterización de Jonathan Harker; el papel de Renfield, interpretado por Tony Haygarth, fue muy castigado debido a las escenas eliminadas; y Jan Francis aprueba con lo justito en su rol de Mina Harker.

¿Y qué se puede decir del conde Drácula? Siempre he pensado que dicho personaje ha de ser misterioso, grandioso y que solo su nombre debe asustar al que lo oiga o lo lea. No me gusta un Drácula que hable tanto, sino que alrededor de él se cree una atmosfera que mantenga en vilo al espectador. No es por culpa del guión, pero este Drácula no da miedo, no tiene nada que llame la atención y encima en algunos momentos es empalagoso. Si a todo esto se le une que Frank Langella lo había interpretado en numerosas ocasiones en Broadway, hace que su interpretación sea demasiado teatral. No es el peor Drácula de la historia, para mí es el interpretado por Richard Roxburgh en Van Helsing (2004).

A modo de anécdota, vale contar que el papel del profesor Van Helsing fue ofrecido por primera vez a Donald Pleasence. El actor lo rechazo porque le recordaba al del doctor Loomis que había interpretado un año antes en el filme "Halloween" (1978).

En conclusión, una cinta fallida que fracasó en su época porque no se entendía ese nuevo Drácula que presentaba John Badham, y que ha ido ganando adeptos con el paso de los años.
EL MOMENTO: El comienzo del filme. La tormenta está bien hecha y hay pequeñas dosis de gore con algún que otro desgarramiento en la yugular. LO MEJOR: Sin lugar a dudas, la puesta en escena que evoca el terror gótico clásico. LO PEOR: El guión, basado en la novela de Bram Stoker y en la obra teatral de Hamilton Deane, hace agua por todos lados.
Título original: "Dracula". Título alternativo: "Drácula". Países y año: Estados Unidos y Reino Unido, 1979. Director: John Badham. Guión de: W.D. Richter, en base a una novela de Bram Stoker y a una obra teatral de Hamilton Deane y John L. Balderston. Elenco: Frank Langella, Laurence Olivier, Donald Pleasence, Kate Nelligan y otros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú si que eres patoso y desafortunado.

El Drácula de John Badham es uno de los mejores filmes basados en el personaje. Es elegante, hermosa y llena de clase sin renunciar a ser terrorífica.

Por no hablar de los increíbles decorados, grandes interpretaciones y magistral partitura del inmortal John Williams.

La única pega es la estupidez que John Badham cometió años después al arruinar la maravillosa fotografía de Gilbert Taylor desaturando el vibrante technicolor original.

Por lo demás, es una GRAN película, totalmente subestimada por miles de ignorantes que se creen cinéfilos y no pasan de listillos de cuarta.

Anónimo dijo...

Hace poco la adquirí en dvd y puedo decir que se trata de una version muy solvente con ambiente gotico y terrorifico tal y como debe ser una buena pelicula d vampiros no las representaciones para pubertos que nos recetan actualmente

Anónimo dijo...

Una version muy lograda en todo aspecto ese ambiente gotico y terrorifico y elenco con actores d verdad dan como resultado una pelicula muy recomendable para los amantes del terror bien hecho y no para los fans de los vampiros actuales con el unico fin de poner jocosas a las adolecentes con niños bonitos luciendo musculitos y abdomenes marcados y ya saben a que peliculas me refiero