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29 abr 2011

"La profecía" (1976): Una película aterradora y tenebrosa

Por Pedro Sala Jiménez
España

"La profecía" (1976) es una gran película que hizo dinero donde se estrenó. Con un presupuesto de 2,5 millones de dólares, recaudó, sólo en Estados Unidos, la friolera de 30 millones de dólares. Si sumamos todo el dinero que ganó en el resto del mundo, la inversión fue redonda y no es de extrañar que se hicieran tres partes más y un remake en 2006.

¿Por qué gustó tanto el filme? Porque es una película bien hecha, dirigida con acierto, con una puesta en escena aterradora, oscura y tenebrosa; con grandes escenas que pasarán a la historia del cine, con interpretaciones correctas, con una BSO excepcional y un misterio que mantiene en vilo hasta el último segundo del metraje.

Sin la publicidad que tuvo el largometraje, no se hubiera podido conseguir dicho éxito. Antes del estreno, aparecieron una serie de reportajes que hablaban sobre la maldición del filme: decorados quemados; el avión que perdió el equipo técnico por pocos minutos y que luego se estrelló sin que hubiera supervivientes; muertes inexplicables de dobles así como la novia de uno de los diseñadores de producción; las constantes advertencias de grupos cristianos que amenazaron una y otra vez con impedir el estreno; sectas satánicas anunciando el nacimiento del hijo del diablo a bombo y platillo... No era de extrañar que la gente estuviera ansiosa por ir a los cines.

En la parte interpretativa, se destaca un Gregory Peck maduro, sin el caché de estrella y que aceptó el papel tras la negativa de William Holden, como cabeza de cartel, recayendo en él todo el peso de la película. Se encuentra muy bien secundado por Lee Remick, haciendo el papel de madre que sufre en sus propias carnes la maldad de Damien; y por David Warner, como el fotógrafo que incita al embajador a investigar y que está dispuesto a llegar hasta el final.

La película se divide en dos partes muy bien diferenciadas. Una primera, que dura sesenta minutos, en la que lentamente se presenta a los personajes y a los sucesivos hechos que provocará el comienzo del misterio; y una segunda, de cuarenta minutos, que relata la investigación de Gregory Peck y David Warner para esclarecer el enigma que encierra Damien, el hijo adoptivo del primero.

Si hay algo que la gente no olvidará de esta cinta, es la banda sonora, la figura del niño y sus muertes. Por poco que uno sepa de cine, no hay nadie que no sepa quién es Damien. El simple hecho de mencionar su nombre es pensar automáticamente en un niño con muy malas pulgas. Lo mismo ocurre con la música compuesta por Jerry Goldsmith (por cierto, el único Oscar de toda su carrera). El Ave Satani y todos los coros satánicos que aparecen en cada una de las muertes, pertenecen a la historia del cine del mismo modo que pertenecen los temas principales de "Superman", "Tiburón", "La guerra de las galaxias", "El padrino", "Lawrence de Arabia" y "Psicosis".

Las muertes de "La profecía" son espeluznantes, toda una obra de arte. Antes de cada asesinato, la escena está cargada de un suspense tan bien hecho, que aunque sepas que van a morir, te mantiene en tensión. Seguro que más de uno no pudo dormir tras ver las muertes de la criada (ahorcada desde la fachada), del cura pecador (atravesado por una vara metálica), de la mujer del embajador (cayéndose por la ventana del hospital y estampándose contra una ambulancia) y del fotógrafo (decapitado, de una forma brutal, por un cristal). 

Título original: "The Omen". Título alternativo: "La profecía". Países y año: Estados Unidos y Reino Unido, 1976. Director: Richard Donner. Guión de: David Seltzer. Elenco: Gregory Peck, Lee Remick, David Warner, Billie Whitelaw, Harvey Stephens y otros.

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