En el pequeño pueblo de Springwood, los adolescentes tienen extraños sueños en los que un hombre armado con una garra trata de asesinarlos. Ese era el argumento de "A Nightmare on Elm Street" (1984), clásico del género y uno de los pilares sobre los que se asienta el terror moderno. Su estreno supuso el nacimiento de Freddy Krueger (Robert Englund), ícono de la cultura popular, del que surgieron seis secuelas, una serie de televisión y todo tipo de merchandising.
Desirée de Fez, autora de "Películas clave del cine de terror moderno", señaló que Wes Craven "es uno de los directores más infravalorados de todos los tiempos porque ha dirigido al menos dos películas fundamentales del género". Si se compara con otros cineastas de su generación -el cine de George A. Romero sirve como vehículo de metáforas y de su ideología política; Tobe Hooper hace gala de sus digresiones grandguiñolescas o John Carpenter hace reformulaciones de historias clásicas-, Craven juega con los límites de los límites entre la realidad y el sueño en "A Nightmare on Elm Street"; con un asesino enmascarado y aparentemente ubicuo en "Scream" (1996); e intenta explorar la sociopatía con "The Hills Have Eyes" (1977).