Lo que me encantaba de "Pesadilla en Elm street", era lo artesanal de los efectos especiales, que precisamente le daban el carácter onírico a la película.
En esta nueva entrega, que dirigió este año Samuel Bayer, los efectos especiales artesanales son desplazados por efectos digitales poco creíbles, que hacen a las pesadillas parte de la realidad, pero le quitan peso, volumen y turgencia.