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18 ene 2012

"Pen choo kab pee" (2006): Vivir es morir

Por Alejandro Ramírez Flores
México

No sólo de terror vive el hombre. De vez en cuando conocer los usos y costumbres de otras latitudes sirve no solo para aderezar la historia que se está narrando, sino también para conocer un poco más de esa cultura y/o período histórico en el cual se está situando fílmicamente a los espectadores.  Y gracias al director Wisit Sasanatieng tenemos, en "Pen choo kab pee" (2006), una ventana al sudasiático país de Tailandia durante los años treintas del siglo XX.

Sasanatieng, quien siete años antes ya había incursionado en el cine escribiendo el guión de otra macabro cuento, ahora dejando la creación de la historia a Kongkiat Khomsiri ("Long khong" / "The Art of the Devil 2"), se pone detrás del lente de la cámara y encamina al público en un relato que repasa varios de los elementos y personajes del rico y colorido folclor tailandés, un breve vistazo a los espíritus de los difuntos y su encuentro con los vivos.

Nualjan, una joven oriunda del campo, se dirige a la ciudad capital de Bangkok, en busca de su esposo, un violinista de nombre Chob, quien meses atrás viajó para resolver algunos asuntos pendientes y nunca más retornó. La chica, en avanzado estado de gestación, decide no seguir esperando y se aventura en su búsqueda. Acostumbrada a la dura vida fuera de las urbes, su embarazo no le parece un obstáculo infranqueable para lograr su objetivo.

Antes de llegar a la ciudad y cansada por el viaje, Nualjan decide hacer una parada para descansar y entra a una propiedad donde es ayudada por otra joven, de nombre Choy. Dicho lugar, de gran extensión, es administrado por una misteriosa e intimidante mujer de nombre Somchit, quien le permite quedarse, pero le ordena no acercarse a las demás partes de la propiedad, como la casa donde habita la acaudalada y apesadumbrada dueña, Runjuan, quien nunca sale de su habitación.

Conforme pasan los días, Nualjan se percata que hay cosas que le resultan atemorizantes como las sombras que se ven entre la vasta vegetación, así como los ruidos y voces que viajan por la noche. Es por esta razón que Choy le comenta sobre lo que varios de los trabajadores de la finca dicen que ven cuando el sol se oculta y que de la penumbra surgen seres de ultratumba.

Tal vez esto para otras personas de la misma época, viviendo en otras regiones del mundo, les parecería mera superstición, pero en una nación como la tailandesa donde la creencia en fantasmas es cosa obligada, tales afirmaciones se toman muy a pecho. Y en el caso de Nualjan, esto la pone todavía más nerviosa y lo único que desea es reunirse con su marido.

Puertas cerradas y secretos contados entre susurros, altares con ofrendas para apaciguar a las almas en pena; a la luz de la luna, las espectrales visiones van haciéndose presentes para interactuar libremente, asustando y nutriéndose del miedo, avanzando acechantes, mientras Nualjan y Choy temen por sus vidas, sin poder recibir ayuda de nadie más, menos aún de las dos mujeres que ocultan sigilosamente lo que ocurre pasando el umbral de este húmedo rincón que los lugareños prefieren evitar para no tener la desdicha de ver a la muerte con sus propios ojos.

Título original: "Pen choo kab pee". Títulos alternativos: "The Unseeable" y "Los que no se pueden ver". País y año: Tailandia, 2006. Director: Wisit Sasanatieng. Guión de: Kongkiat Khomsiri. Elenco: Suporntip Chuangrangsri, Tassawan Seneewongse, Siraphan Wattanajinda y otros.

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