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29 dic 2010

"Enterrado" (2010): Rodrigo Cortés traspasa las fronteras del terror


Por Diego Barcia
Argentina

Imaginar un largometraje en el que el protagonista está encerrado en un ataúd bajo tierra de principio a fin y sólo dispone de un teléfono, mientras es víctima de una extorsión (y ninguno de los varios otros partícipes de la historia aparecen en la pantalla), puede ser considerado como una excentricidad, un experimento difícilmente interesante o una hazaña.

A partir de esta premisa exacta, "Enterrado" no se convierte en ninguna de ellas, excepto tal vez la última. Si hay algún número de magia, será el de la escritura del guión. Lo que la candidatea, probablemente, a convertirse en una de las mejores películas del 2010.

Paul Conroy (Ryan Reynolds) es un camionero que trabaja para una empresa de transportes en la ocupada Irak. Tras una emboscada a su convoy, despierta dentro de un cajón enterrado a poca profundidad para permitir el uso de un celular, que junto a un encendedor es el único objeto de que dispone para poder negociar con sus verdugos.

El precio exigido para liberarlo es de unos cincos millones de dólares, aunque es tan fantástico que Paul sospecha otras motivaciones a la extorsión. Y no se equivoca: el teléfono dispone de una cámara para documentar su situación y los captores le exigen que la use. Es el objetivo más plausible de esa tortura dantesca: difundir el video a través de la red y de ciertas cadenas televisivas.

Es así como "Enterrado" traspasa las fronteras del terror, o al menos las que lo señalan como un territorio del fantástico, para integrarse sombríamente a través del suspenso o el género bélico con su propio planteo temático, el de la guerra y el terrorismo en amargas partes iguales.

La contracara de los victimarios de Paul está en el capitalismo a ultranza, sin ninguna consideración por la condición humana tanto del enemigo como de sus propios compatriotas civiles: el encargado de personal de la compañía que emplea a Paul, capaz de una frialdad implacable en pos de los intereses de sus jefes, o los funcionarios del gobierno que negocian la liberación, más interesados en acallar las repercusiones mediáticas que en una solución real, mientras el Ejército da rienda suelta a su maquinaria destructora sin ningún tipo de miramientos.

Afín a un espíritu hitchcockiano, pero muy cerca de los tiempos que corren, el filme de Cortés apuesta todo a un solo número y gana. A pesar de que gran parte de su campaña promocional se haya basado en su premisa casi minimalista, bien sabemos que el cine puede hacer uso de infinidad de recursos: flashbacks, pantalla dividida, planos subjetivos y/o imaginarios, voz en off, flash forwards, imágenes de archivo, y un largo etcétera. Pero aquí la cámara no sale nunca, ni literal ni figuradamente, del cajón.

El único dispositivo que permite una o dos digresiones audiovisuales es el mismo celular (que está conectado a Internet y puede transmitir datos en "tiempo real"), y que se constituye así, entonces, en el único "truco" sobre el que se estructura el discurrir mismo de la historia, a través de diálogos casi ininterrumpidos que la víctima sostiene con una serie de personajes invisibles. De ellos, muchos de los cuales nunca han sido vistos ni siquiera por el protagonista, sólo podemos imaginar su aspecto.

El guión de "Enterrado" está tan bien escrito, y su progresión dramática es tan acertada, que con estos mínimos elementos logra una gran película, un filme ideal según el imaginario del viejo Hitch: casi terminada por completo dentro de los lindes del guión, y con la potencialidad de ser rodada en una sola toma. Claro que, todo lo demás, hubiese sido demasiado hasta para él.

Tráiler


Título Original: "Buried". Título Alternativo: "Enterrado". País y año de realización: España, Estados Unidos y Francia, 2010. Director: Rodrigo Cortés. Guión de: Chris Sparling. Elenco: Ryan Reynolds y otros.

1 comentarios:

Diomedes dijo...

Excelente película acerca de uno de los terrores reales más ancestrales de la raza humana. Hace unos meses que la vi en el cine y la verdad que es de esas pocas películas que cuando acabas de verla te dices a ti mismo "vale, me ha sorprendido y mucho". Saludos