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8 oct 2010

Cobertura especial de la jornada inaugural de Sitges 2010

Web invitada

El pasado jueves 7 de octubre se inauguró una nueva edición del Festival de Sitges 2010. Por este motivo, Oscar Navales realizó una crónica de la jornada inicial de este evento para KlownsAsesinos.com, una de nuestras webs colaboradoras.

A continuación, "Terrorífilo" publicará íntegramente el artículo para aquellas personas que no pudieron asistir o, de lo contrario, para volver a revivir el inicio de la 43ª edición de este clásico festival.

Hoy 7 de octubre, da comienzo una nueva edición del Festival de Sitges 2010. La cinta elegida para inaugurar el certamen de este año es la esperada "Los Ojos de Julia", que contará con el correspondiente pase de prensa y photocall, al que asistirán parte del equipo, como el director Guillem Morales y la actriz Belén Rueda.

"Chatroom" es otra de las propuestas para el día de hoy, último trabajo del director japonés Hideo Nakata, quien adapta una obra teatral escrita por Enda Walsh.

También es el día elegido para el estreno en primicia del documental "El hombre que vio llorar a Frankenstein", dirigido por Ángel Angulo. El documental repasa la vida de Paul Naschy, la leyenda del fantaterror español e icono internacional del cine de terror.

"La Sombra Prohibida", de José Luis Alemán, continuará la historia que el mismo realizador empezara el año pasado con "La Herencia Valdemar". Otros títulos que podrán verse son la coreana "Possessed" o la polémica "The Life and Death of a Porno Gang".

Aunque la película más popular de las proyectadas a lo largo de la primera jornada del 43 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya es, indudablemente, "Los Ojos de Julia", el nuevo filme del realizador Guillem Morales, quien debutó en el terreno del largometraje el año 2004 con "El Habitante Incierto", este corresponsal ha decidido posponer el visionado del filme a cuando tenga lugar su estreno comercial en España: el 29 de octubre.

"Possessed"
Dejando de lado la cinta de Morales, el primer filme que he visionado en Sitges ha sido "Possessed" (Bool-sin-ji-ok, 2009), filme de Corea del Sur dirigido por el debutante Lee Yong-Joo, ex colaborador de Bong Joon-ho, notable realizador del mismo país ("Memories of Murder", "The Host", "Mother").

La película de Lee Yong-Joo resulta atractiva durante aproximadamente una hora de su metraje, durante el cual suman positivamente varios elementos de la obra: la sobriedad narrativa por la que opta Lee, quien emplea un tempo pausado pero no moroso que le permite obtener una atmósfera crecientemente inquietante y sugerente, partiendo de una base de lo más sencilla: la joven Hee-Jin vuelve a casa cuando un llamada la alerta de la desaparición de su hermana pequeña.

La madre de ambas, una fanática religiosa, insiste en asegurar que solo las oraciones podrán devolver a la pequeña, pero un policía intervendrá en el caso descubriendo conforme progresa en su investigación las extrañas implicaciones que tiene la desaparición de la niña. Lo aparentemente sobrenatural irá penetrando en la realidad cotidiana de los personajes implicados en el caso.

A lo dicho hace un instante, cabe sumar la talentosa puesta en escena del realizador, quien parece ser consciente del valor dramático que deben atesorar los cambios de plano o de ángulo de cámara (merece la pena mencionar el plano que introduce el tono sobrenatural en el filme: el policía que investiga el caso interroga a un hombre del vecindario acerca del comportamiento habitual en Hee-Jin y su madre, y el realizador, en un momento determinado de la conversación, emplea un encuadre casi cenital, que incluye a los dos hombres y la presencia visual de las ramas retorcidas de un árbol, y lo acompaña con un movimiento de grúa cuya intencionalidad es puramente atmosférica y enrarecedora), y su convincente dirección de actores, que consigue que el elenco en conjunto sea no solo eficaz en su cometido, sino una clara y continuista demostración (respecto al cine de sus compatriotas Bong Joon-ho o Park Chan-wook, entre otros menos conocidos) que una de las más evidentes características del cine contemporáneo de Corea del Sur es la alternancia de tonos dramáticos serios con otros más humorísticos y/o irónicos.

La misma situación que da pie al citado movimiento de grúa continua con una extraña conversación entre ambos hombres, hasta que el interrogado cambia súbitamente de tema (Hee-Jin y su madre) y saca a relucir algunas de sus violentas experiencias durante la guerra de Vietnam: la situación deviene al mismo tiempo humorística y inquietante.

No son estas las únicas ideas interesantes del filme, que atesora otros momentos atractivos y convincentes, pero por desgracia Lee Yong-Joo malogra el resultado global de la película con unos 30-40 minutos finales enrevesados en exceso y que pretenden volver complicada una historia mucho más sencilla.

De todos modos, "Possessed" también confirma otros de los temas estrella de la cinematografía coreana: la desestructuración familiar y la influencia de la religión católica en los ciudadanos del país.

"Chatroom"
Más interesante y sugerente, en su también imperfecto conjunto, me ha parecido "Chatroom", producción del Reino Unido dirigida por el japonés Hideo Nakata (conocido sobre todo por los filmes "The Ring" y "Dark Water"), que navega por las procelosas y confusas aguas (todavía por explorar debidamente) de Internet y las redes sociales, y los cambios que estos han propiciado en el comportamiento de los seres humanos, especialmente en los más jóvenes.

Aunque todavía es muy pronto para evaluar el impacto real y definitivo de Facebook o Second Life en los seres humanos contemporáneos (es decir, en gran parte de los habitantes del planeta), Nakata tiene muy claro como enfocar una ficción claramente anclada en la realidad más reconocible por todos.

Y es que, en verdad, lo más irreal de la propuesta deviene la estilizada visualización de las chatrooms que definen la respectivas personalidades de algunos personajes del filme, por que muy real se me antoja el proceso de manipulación de Jim, un joven bastante desorientado y apocado (debido a un cruel acontecimiento de su pasado que le ha condicionado en su formación como adulto: su muy temprano abandono - de niño - en un parque a manos de su propio padre) a manos de William (otro joven no menos perdido que el anterior), quien pretende conducir conscientemente al primero hacia el suicidio para convertir luego el suceso en todo un significativo (y para el propio William casi trascendente) acontecimiento en la red de redes, que hoy por hoy ha devenido para muchas ciudadanos una especie de sustituto ritual de la iglesia.

Los conflictos de identidad, la mentira, la conducta sexual desviada (un adolescente negro se siente atraído por la hermana de 11 años de un amigo suyo), los grupos de autoayuda, la confusión cada vez más abstracta y resbaladiza entre realidad y ficción, convergen convincentemente en un filme que logra de forma harto imaginativa sustituir lo que podría haber devenido una cansina acumulación de planos de manos tecleando en el ordenador conversaciones en chats (al fin y al cabo los cinco protagonistas del filme se relacionan fundamentalmente a distancia) al visualizar mediante secuencias de corte irreal el impacto o las sensaciones que tienen las conversaciones del grupo en cada uno de los miembros del mismo, que pese a mantener las distancias parecen experimentar situaciones muy reales (al menos para ellos).

Hideo Nakata emplea coherentemente iluminaciones opuestas para definir la cruda realidad individual de los jóvenes protagonistas (los planos que muestran a estos en sus respectivos entornos familiares tienden a la frialdad y/o suciedad visual) y la atractiva y chillonamente colorista (e irreal) experiencia común que mantienen los mismos.

No son pocos los planos que delatan que en Nakata existe un realizador de notable talento: su uso del formato 1:33 (por lo menos así ha sido proyectada la película en la sala Prado de Sitges) se revela una opción convincente a nivel visual, y permite al realizador sacar provecho de los múltiples primeros planos de los personajes (este es un filme que busca sobre todo la tensión psicológica), que sostienen convincentemente los actores: desde los más conocidos Aaron Johnson (el kick-ass de la película homónima) y Imogen Poots (vista recientemente en Centurión), hasta los menos conocidos pero no inexpertos Matthew Beard, Hannah Murray y Daniel Kaluuya.

Mención especial merecen planos como el que visualiza la aparición en la chatroom privada de William (bautizada con el nombre de Chelsea Girls, de ahí el equivoco que provoca) de un viejo pederasta que se hace pasar por una jovencita. William también se hará pasar momentáneamente por una menor de edad, para al instante expulsar al tipo de su espacio virtual.

En otra ocurrente secuencia (que tampoco detallaremos aquí, pues merece la pena contemplar la solución visual surgida de la mente del realizador japonés), Nakata describe mediante un travelling lateral las diferentes (y muy extrañas) vivencias que tienen lugar simultáneamente en diversas chatrooms de la red: el movimiento de cámara finaliza al llegar a una chatroom en la que se encuentra Mo, el joven afroamericano que se siente atraído por la hermana de 11 años de su mejor amigo, intentando entablar una relación con un estropeada mujer de 50-60 años que ansía llevar a cabo con el jovencito algunas de sus fantasías sexuales nunca anteriormente consumadas.

Solo puedo añadir que muy difícil me parecería que algún espectador de la película no conociera en la vida real a personas similares a las expuestas en el filme de Nakata, o que incluso el propio espectador hubiera llevada a cabo actos similares a los descritos en "Chatroom". A su modo, es un documental acerca de la relaciones humanas en la vida actual.

"Captifs"
Y para terminar con la crónica del día de hoy, hablaremos de la francesa "Captifs", dirigida por el debutante Yann Gozlan. Se trata de una previsible incursión en el terror duro galo que han popularizado filmes como "Haute Tension", "Frontière(s)", "Martyrs" o "A L'Intérieur", y de la que ha surgido una muy extensa cantera de nuevos realizadores.

Gozlan parte de una premisa argumental mínima: tres voluntarios que ofrecen ayuda humanitaria en una Yugoslavia en guerra son secuestrados y encerrados por un grupo de desconocidos, que tienen la intención de extraerles los órganos para su consabido tráfico. Evidentemente, los tres intentarán con todas sus fuerzas e ingenio huir de sus captores.

Si "Captifs" resulta totalmente predecible en su desarrollo argumental, merece la pena destacar la labor de Yann Gozlan, quien planifica y monta con esmero la película, cuyo balance global se encuentra indudablemente por encima de lo que ofrecen filmes similares rodados en Estados Unidos (a los que, por cierto, los mencionados filmes franceses imitan, aunque sea añadiendo de su propia cosecha una personalidad gala muy marcada).

Merece la pena destacar la refinada maldad de uno de los personajes del filme, un doctor, cuyo cometido es mantener sanos a los tres capturados hasta el momento de extirparles los órganos.

Controla minuciosamente el pulso de estos cada vez que los revisa, lo que da pie a una inteligente secuencia posterior: Mathias (Eric Savin), uno de los presos, halla un manera de perforar la pared de su celda con la intención de desmontar una verja que le permitirá alcanzar el exterior. Mientras se encuentra enfrascado en tal labor, aparecen el médico y uno de sus captores, para una de sus inspecciones físicas rutinarias, y Mathias debe parar bruscamente lo que estaba haciendo y disimular, mientras el doctor le toma el pulso y se vuelve consciente (debido al marcado aceleramiento del corazón de Mathias) de que su presa oculta secretas intenciones. No desvelaré aquí como finaliza la situación.

También elegante y atractivo resulta el plano cenital, que tiene lugar cercana la conclusión del filme, que muestra a la única chica capturada huyendo por un campo de trigo junto a una niña también secuestrada. Quizá nada que no hayamos visto antes, pero filmado con convicción y mala leche, y, lo que es mejor, sin necesidad de recurrir a litros de sangre para impactar al espectador.

"Captifs" ha sido la primera película de la jornada en suscitar aplausos de los espectadores, especialmente en los momentos más contundentes del filme: así es, ha sido y será el público habitual de Sitges.

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