Por Gonzalo Gala
España
El amor es uno de las motivaciones preferidas del cine, incluso tratándose de un amor imposible como el de esta historia. Una imaginativa puesta al día del mito de Frankenstein, a cargo de Ángel Gómez Hernández, un joven cineasta español que ha sabido aunar terror con parámetros fantásticos y melodramáticos, en un buen repertorio de cortometrajes. Un realizador que suma a sus creaciones de ficción, su trabajo en publicidad y como director creativo de una interesante campaña de compromiso social y concienciación (#yomecomprometo).
A través del formato del cortometraje, el fantastique ha gozado de una notable vitalidad, productiva y creativa, que han intentado hacerse un hueco dentro del género, en un momento muy difícil. A esto, habría que sumarse unas consideraciones estilísticas que le alejan de muchos festivales de prestigio, que rehuyen el terror, y de aquellos génericos, más interesados en mostrarnos la casquería antes que un buen ejercicio de estilo.