Por Gonzalo de Miceu
Argentina
Según Fredrich Jameson, desde los setenta presenciamos la vigorización del género conspirativo atravesado por los parámetros de la posmodernidad y los nuevos dispositivos de comunicación y transporte. Películas que buscan permitir una representación situacional por parte del individuo, inmerso en una vasta totalidad imposible de representar [i]. El género conspirativo explora las posibilidades de esta nueva situación.
Hay varias películas que en los últimos años han estado buscando una vuelta de tuerca a la reactivación genérica de la conspiración. Filmes como "Shutter Island" (2010) de Martin Scorsese desarrollan el ingreso del protagonista a la confabulación como parte de un tratamiento psiquiátrico. El entrelazado de la paranoia de DiCaprio y la desaparición de una asesina del hospital psiquiátrico de Ashecliffe, desarrollan la posibilidad de nuevos mapas cognitivos –usando palabras de Jameson- avocándose, en esta película, a instancias disciplinarias de vigilancia y control capaces de regular una red potencialmente infinita, dependiente de la propia capacidad paranoica del sujeto enfermo.