Por Juan Martín Staffa
Argentina
En una década gloriosa para el terror inglés, "The Innocents" (1961) probablemente sea uno de los filmes más olvidados de los '60. En medio de la euforia por la vuelta de los monstruos clásicos de la mano de Hammer Films, esta austera película en blanco y negro quedó bastante relegada de la atención del público, aunque no de la crítica, que la favoreció con dos nominaciones a los premios BAFTA e incluso una nominación a la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Esto tiene su lógica dado que es una propuesta sin una gota de sangre en la que prima la construcción de los climas de suspenso desde una perspectiva cinematográfica que roza lo moderno.
Miss Giddens, interpretada por la hermosa actriz escocesa Deborah Kerr, es una joven institutriz cuyo primer trabajo consiste en cuidar de forma permanente de Miles y Flora, dos niños huérfanos y solitarios, quienes residen en una enorme mansión inglesa junto a varios sirvientes. Todo marcha perfectamente, pero la alegría y el placer de lo cotidiano comienzan a ser sacudidos por la intromisión de lo que Giddens cree que son malévolos espíritus.