Por Alejandro Ramírez Flores
México
Hay tantas formas de atacar a "Milo" (1998) y la multitud de errores que lleva a cuestas que hasta me da pena hacerlo. Es que la película tiene, a pesar de todo, una buena fotografía y la musicalización está a la par de ésta. Pero cómo no hacerlo cuando el resto de la cinta marcha como si pasara por un campo minado y con una puntería infortunada de pisar cada uno de los explosivos.
"Recuerda que Jason y Freddy también fueron niños una vez", reza el slogan promocional de "Milo". Sí, lo recuerdo -uno se ahogó y el otro fue parido por una monja ultrajada en un manicomio con el consabido estigma-, pero ninguno de los dos famosos personajes ochenteros me hizo llevarme la mano a la frente y mover la cabeza en señal de desaprobación tantas veces en todas sus cintas, como el púber Milo lo hizo en una sola.