Por Juan Martín Staffa
Desde el BAFICI
Argentina
Los niños y el cine de terror han desarrollado una relación larga y, por momentos, fructífera en el mundo del cine de terror. Con resultados irregulares, han sido muchas las películas cuyo eje está en lo infantil como fuente o receptáculo de lo tenebroso. Hay ejemplos recientes como "Mama" (2013), pero también se pueden encontrar clásicos como "The Omen" (1976) y joyas como "The Innocents" (1961) y "¿Quién puede matar a un niño?" (1976).
Los niños y el cine de terror han desarrollado una relación larga y, por momentos, fructífera en el mundo del cine de terror. Con resultados irregulares, han sido muchas las películas cuyo eje está en lo infantil como fuente o receptáculo de lo tenebroso. Hay ejemplos recientes como "Mama" (2013), pero también se pueden encontrar clásicos como "The Omen" (1976) y joyas como "The Innocents" (1961) y "¿Quién puede matar a un niño?" (1976).
Sin embargo, muchas de estas cintas utilizan un mecanismo clásico a través del cual se presenta a infantes de aspecto angelical que en realidad esconden oscuras intenciones en lo más profundo de su ser. Pocos filmes han optado por fusionar la inocencia interior infantil con el físico deforme y repulsivo de un monstruo.