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20 nov 2012

"Srpski Film": La mejor película del año 2010

Por Pablo Cardozo Di Lorenzo
Uruguay

El cine de horror ha navegado y transitado diferentes aguas, cristalinas algunas, muy muy turbias otras, desde el inicio del séptimo arte. Hace muy poco se pudo leer, en una página de Facebook, el concepto de "obra maestra", y sin lugar a dudas todo tipo de conjeturas y suposiciones salieron a la luz. La definición en sí mismo podría caer en algo altamente superlativo, cuya excelencia absoluta sea de una solidez tal que su cult status este garantizado. Pero bien se sabe que muchas "obras maestras" del género sí lo son, más allá de sus méritos artísticos (valores de producción, actuaciones, presupuesto, técnica cinemática y demás).

Durante este nuevo siglo, los espectadores se han topado con una serie de factores que han alterado significativamente este concepto. Por un lado, hay películas provenientes de Estados Unidos, cuya única (parecería ser) obsesión enfermiza es hacer remake tras remake de cuanto filme foráneo aparezca en el mercado, dejando un sabor bastante amargo (en su mayoría) en sus productos. Luego existe el cine asiático, con sus propias historias particulares y que guste o no (soy del segundo grupo) es una industria que ha crecido a pasos agigantados en el mercado. Por su parte, el cine latinoamericano está más vivo que nunca, y si bien falta camino y bagaje por recorrer, es quizás la industria que más ímpetu, garra y ganas ha proyectado en sus filmes, ahora reconocidos mundialmente y con mucha justicia y razón (Argentina, Brasil, México, Chile, Uruguay han dado buenos ejemplos). Y por último está el siempre confiable y seguro cine europeo. Experiencia y madurez son dos de sus calificativos. Es por eso que en este milenio la mayoría de las películas del viejo continente son las que se han llevado los laureles en el rubro. España, Francia, Italia, Alemania y los países nórdicos han dejado su huella. Directores como Michael Haneke, Alexander Aja, Xavier Gens, Pascal Laugier, Jaume Balaguerá, Gaspar Noe, Alexandre Bustillo, Tom Six, Tommy Wirkola y los veteranos más under como Schnaas, Timo Rose, Buttgereit dan fe de ello.

Pero algo sumamente peculiar sucedió en 2010. Algo que en lo particular cambiaría de algún modo la manera en que se ve y se siente un filme de horror no solamente para el público en general, algo que caló hondo en las entrañas de los fanáticos del género marcando una separación, un quiebre fatal en los mismos.

Un desconocido director llamado Srdjan Spasojevic debutó con su primer largometraje titulado simplemente "Srpski Film" ("A Serbian Film" o "Una película serbia"), y con él llegó un auténtico aire de revolución, trasgresión, obsesiones, fascinación oculta y excelencia pocas veces antes visto.

Pero es importante ir por partes. ¿Serbia? Sí, Serbia, ese pequeño país de Europa del Este, cuya historia sociopolítica (y sus derivadas connotaciones) ha sido turbulenta y feroz hasta hace pocos años, cuya producción cinematográfica ha sido muy limitada y francamente desconocida por estos lados. Pero Serbia sorprendió y el mundo del cine quedó literalmente mudo.

Artículos enteros se escribieron sobre esta película, la mayoría en contra, se tejieron diversas hipótesis, se cuestionó la veracidad del filme, la crueldad del mismo y el riesgo que presupuso la temática para los actores. Se llegó a vincular la historia de la película con la misma historia real de ese país, haciendo un paralelismo entre ambos, más allá del escándalo público. Además se la prohibió en los mayores y más prominentes festivales de cine de horror del mundo.

El espectador tiene la total libertad de interpretar un largometraje de la manera que desee, es su derecho, su libre albedrío. No obstante, no se puede entender esta película si simplemente se la categoriza como un mero filme de horror, y acá está, quizás, el gran error de interpretación del público. "Srpski Film" no es una cinta de horror, es uno de los dramas de horror más poderosos jamás contados en celuloide. Si la audiencia lograra comprender el dramatismo del mismo, quizás podrían llegar a ver al filme de manera distinta.

La historia gira entorno a Milos, un actor de películas porno ya retirado, casado, con un niño y viviendo una vida simple y feliz. Claro, los problemas económicos persisten, más aún para él, un actor ya en decadencia y con pocas probabilidades de trabajo en un país que aún sigue lidiando las consecuencias de una guerra, y en donde la devastación es para la mayoría una realidad y la comodidad lo es para las minorías.

Es aquí cuando una ex compañera de trabajo le sugiere que adicione para un cineasta, un director underground especializado en art house films llamado Vukmir. Dudoso al principio, pero dada su situación y después de discutirlo con su bella esposa Marija, Milos acepta la entrevista. Desde el principio uno se entera de las excentricidades de este director: vive rodeado de lujos en una gran mansión y la propuesta es que Milos actúe en un "filme alternativo" con la condición de que él no sepa nada de la historia ni de película que se está por filmar. El bastante reclutante finalmente acepta.

Lo que Milos desconoce es la verdadera naturaleza de la cinta. Será usado y abusado de maneras inimaginables como una verdadera máquina sexual donde las enfermizas y psicópatas fantasías del cineasta dejarán traslucir la esencia más pura de la maldad humana. Cuando la fantasía perturbadora y perversa se plasma con la realidad ya no hay vuelta atrás. La telaraña de juegos morbosos, sádicos y degradantes, sumados al placer del goce sexual al límite, es un juego peligroso... y Milos es el protagonista principal.

El filme trae reminiscencias de otros, como cuando en la cinta se produce un quiebre (igual que en "Cannibal Holocaust"), en donde el protagonista descubrirá qué estuvo haciendo esos tres días de los que no se acuerda nada (en "Cannibal Holocaust", la película se desdobla cuando el profesor Monroe regresa a New York y ve las cintas recuperadas en la Amazonia). Estos flashbacks son muy efectivos y mantienen a la audiencia en vilo al querer saber qué pasó realmente. También uno piensa en "Salò o le 120 giornate di Sodoma" y su vínculo con el sádico director. En aquella cinta, oficiales degradaban al máximo y dejaban correr toda su morbosidad. Aquí Vukmir hace lo mismo. Nada lo detiene para satisfacer sus más íntimos y oscuros deseos.

Es en este punto en donde el personaje de Milos demuestra una humanidad pocas antes vista. En una de las más impresionantes escenas jamás filmada, el público verá el horror, la agonía, el sufrimiento cuando sus ojos se llenan de lágrimas al enterarse de quién está abusando. Y el horror no termina ahí; es solo el comienzo. Es imposible no simpatizar con él, es imposible ignorar su desesperación, es imposible no ponerse en su lugar. La manera en que "Srpski Film" representa la tragedia es maravillosa, porque se focaliza más en la frustración y el tormento personal que hacen que el espectador sea cómplice y también lo padezca. Nada pasará de manera irrelevante, nada pasará de manera casual.

Spasojevic no se detiene nunca brindando momentos de surrealismo absoluto, conjuntamente con una cruda realidad, en la que todos los protagonistas están inmersos y cada uno cumple una función primordial. Todo puede pasar en esta cinta, no hay límites ni barreras. La complejidad de la historia y la manera en que está presentada en pantalla es excelente. El oscuro, tenebroso y turbio mundo en el que Spasojevic sumerge a los protagonistas es difícil de relatar, pero también será muy difícil de olvidar. Quizás el director quería provocar eso en su audiencia, testearlos, ver hasta donde las mentes y el raciocinio humano pueden llegar.

Es de resaltar la integridad de Milos y el amor que proyecta hacia su familia, su único refugio. Hay que destacar con cuanta naturalidad Milos le explica a su hijo de apenas 5 años que es la masturbación por ejemplo. Una escena sencilla, totalmente sin prejuicios, natural y conmovedora. La familia para él lo es todo, y en esta ruleta rusa nadie está a salvo. Esa delicadeza de unidad familiar, de sentimiento de pertenencia y de amor que esta pequeña familia de tres presenta es magistral. Algo que será mancillado y aniquilado por las bajas pasiones de terceros que quiebran de manera irrefutable este maravilloso idilio.

Cinemáticamente, la película es visualmente suntuosa. No se deja traslucir bajo ningún concepto el uso de un bajo presupuesto. La cinematografía se puede apreciar en toda su gloria: desde las hermosas tomas en exteriores, hastas las nefastas escenas oscuras en calabozos, corredores oscuros y mazmorras de pesadilla. El uso de la luz está superlativamente usada al igual que la magnífica música, calma a veces, heavy en otras ocasiones, con un dejo electrónico que encaja a la perfección. La dirección es altamente imaginativa. Todo el arsenal de recursos están exhibidos en este filme.

Las actuaciones son quizás uno de los puntos más altos de la cinta. Srdjan Todorovic es la gran revelación de "Srpski Film". Su actuación es perfecta. Hacia años que no se presentaba un héroe en pantalla con el carisma, la calidez y la grandísima humanidad de su personaje Milos, por lejos el mejor protagonista masculino en un drama de horror en décadas recientes. Sergej Trifunovic está creíble, es espeluznante, frío y calculador, sus ojos denotan la lujuria y el placer que dominan su mente y su corazón. Jelena Gravilovic además de destilar belleza, representa el balance ideal para el protagonista, igual que el jovencísimo actor que interpreta a su hijo.

Se podrían mencionar las innumerables escenas shockeantes de la película y de su representación, pero lo más importante esta dicho. Si no la vieron, les sugiero que lo hagan. Un filme serio, comprometido, deslindado del mercado mainstream. Quizás no sea para todas las audiencias, pero es amplísimamente recomendada para aquellos que gozan de oscuras historias que resuenan una y otra vez en sus mentes y que no pueden dejar de analizar, pensar o simplemente recordar.

Como se mencionó anteriormente, es imposible calificar y transitar por "Srpski Film" como un largometraje de horror puro, sino que es uno de los más grandes dramas de horror jamás filmado. Absoluta perfección.

Título original: "Srpski Film". Títulos alternativos: "A Serbian Film" y "Una película serbia". País y año: Serbia, 2010. Director: Srdjan Spasojevic. Guión de: Srdjan Spasojevic y Aleksandar Radivojevic. Elenco:  Srdjan Todorovic, Sergej Trifunovic, Jelena Gavrilovic y otros.

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