Por José Manuel Gomis Aracil
Escritor y crítico de cine
España
En esta nueva moda de adaptar clásicos de la literatura a los mitos del terror, se encuentran cosillas tan curiosas como la película "Abraham Lincoln: Vampire Hunter" (2012). El director Timur Bekmambetov ofrece una visión desenfadada y entretenida del mito del vampirismo con la complicidad del presidente americano Abraham Lincoln.
Producida por
Tim Burton, la cinta no pretende establecer ningún dogma y explota el mito del vampiro
haciendo coherente la vida del presidente estadounidense, complicando su historia con la de
un grupo de vampiros del sur que amenazan con invadir el "gigante" americano en una
época convulsa del país: la Guerra de Secesión.
"Abraham Lincoln: Vampire Hunter" se desarrolla con mucha naturalidad obviando los detalles que no
convienen al director Bekmambetov y al guionista Seth Grahame-Smith. El filme destila un aire
parecido al de las aventuras del nuevo Sherlock Holmes de Guy Ritchie; unos buenos
efectos especiales y un ritmo frenético que desencadenan un cúmulo de emociones que
poco tienen que ver con el terror, pero sí con la aventura.
Hay que destacar la elegante puesta en escena que recrea la cinta con acierto.
Hay que destacar la elegante puesta en escena que recrea la cinta con acierto.
Sin lugar a dudas, una buena dosis de cine/palomitas que consigue lo que pretende.
Título original: "Abraham Lincoln: Vampire Hunter". Título alternativo: "Abraham Lincoln: Cazador de vampiros". País y año: Estados Unidos, 2012. Director: Timur Bekmambetov. Guión de: Seth Grahame-Smith, en base a una novela propia. Elenco: Benjamin Walker, Dominic Cooper, Anthony Mackie, Mary Elizabeth Winstead y otros.
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